¿Sabías que los jóvenes de la época “hippie” de los años ´60, se identificaron con los ideales de paz, amor y libertad? Pues sí, ellos defendieron estos principios, estaban en contra de las guerras y marcaron toda una tendencia que hasta hoy muchos la siguen, sobre todo en la forma de vestir, con sus trajes coloridos y largas cabelleras, o la música que era su medio de expresión.
Luego provino una generación completamente distinta, a la cual Douglas Copuland lo denominó la “generación X” para referirse a los jóvenes que habían perdido ese espíritu revolucionario y se conformaron con lo que la sociedad les ofreció en ese momento. A pesar de que se dieron algunos cambios y surgió nuevos estilos como por ejemplo en la música el heavy metal, esta generación no dejó grandes huellas.
En cambio, la generación de inicios de este mileno, hemos sido bautizados como la “generación @”, ya que ahora tenemos la facilidad de comunicarnos a través de dispositivos que nuestros abuelos ni se imaginaron que fuera posible. Incluso hoy hasta la música puede ser creada en uno de estos equipos, como la electrónica, llegando al extremo de darse conciertos cuya estrella son hologramas que tienen sus propios seguidores.
Muchos hoy nos dicen que nacemos con un “chip” incorporado, porque desde pequeños estamos familiarizados a estos equipos, cosa que antes no sucedía, donde los niños preferían jugar en espacios abiertos, mientras que ahora todo se ha vuelto virtual.
Hoy la mayoría utilizamos el Internet para buscar información y las redes sociales para comunicarnos. Hemos llegado al punto de depender tanto de estas herramientas que ya no podemos imaginarnos sin ellas. Nos sentimos más cómodos expresándonos a través de un ordenador y no cuando estamos frente a las personas.
La tecnología hace que los jóvenes compartamos los mismos gustos, porque conocemos casi al instante lo que hacen los artistas, y la sociedad se ha vuelto tan globalizada que quien no está dentro de esta moda queda excluido, esto provoca la pérdida de identidad y personalidad, lo que podríamos evitarlo si fortalecemos nuestra autoestima; entonces, ¿cuál crees que debería ser el legado que debe dejar nuestra generación?
Por: María Salomé Garzón Rojas
Corresponsal
Unidad Educativa Salesiana María Auxiliadora