Diversas reacciones expresadas por cuantiosos personajes de todos los ámbitos sociales se hacen escuchar en numerosos puntos del globo. Se hace presente un estado general de incertidumbre que no se detiene ante fronteras, lenguajes o religiones, llegando a ser, un suceso que sacude tanto a Oriente, como a Occidente.
A raíz del desarrollo de la globalización, podría incluso hablarse de un nexo boyante entre ambos hemisferios, y por ende, una relación causa-efecto que termine con fatídicas consecuencias para la sociedad contemporánea. Es por ello que, la importancia del conflicto, ha acabado por despertar una alarma integral en el orbe. Por un lado, existe el presagio a un futuro desequilibrio mercantil, un alza de precios, o tal vez una crisis económica. Mientras que, por el otro, se analiza con resquemor la latente posibilidad de un cataclismo ecuménico.
Siendo imposible olvidar el hecho de que Estados Unidos de Norteamérica y La República Popular China se hallan tomando una parte cada vez más importante en la referida trama, la preocupación a nivel internacional se vuelve mayor, debido a que hablamos de potencias hegemónicas ya comprometidas, de cuya posición dependen numerosas naciones menores. Es por ello que, numerosos líderes han hecho un llamado al diálogo abierto entre las dos Coreas con el fin de alcanzar la paz y evitar una querella que podría afectar al planeta entero.
Por Laura Elizabeth Chinde Ponce
Corresponsal
Unidad Educativa Cardinal Spellman