Génesis Ruíz, Joven Corresponsal by IBEC, estudiante de la Unidad Educativa María Auxiliadora de Guayaquil, nos trae un interesante artículo acerca del Síndrome de Tourette.

Síndrome de tourette, una enfermedad que puede estar al lado de nosotros sin darnos cuenta. Pero ¿de qué se trata?

Es un trastorno neuropsiquiátrico hereditario con inicio en la infancia, caracterizado por múltiples tics físicos (motores) y vocales (fónicos); este se consideraba raro y extraño ya que aun no logran descubrir las causas del mismo, a menudo se lo reconoce por la presencia de la coprolalia[i].

El síndrome de Tourette se presenta entre los 5 a 18 años, etapa escolar, lo cual mas allá de posibles daños físicos produce daños psicológicos ya que por los tics que estas personas tiene como toser, ladrar, insultar, saltar, etc. se ven marginados por la sociedad convirtiéndose en monstruos molestosos para la misma.

Definitivamente padecer de cualquier enfermedad así sea la más mínima tiende a ser doloroso no solo para el portador sino para la familia, y esta no es la excepción pues como primera consecuencia de este trastorno y una de las más importantes tenemos el desgastamiento físico que sufren diariamente, ya que los tics son tan numerosos e incontrolables que a la mitad de la jornada no pueden con ellos mismos.

Aun no se ha encontrado cura definitiva o tratamientos que ayuden a eliminar este síndrome, pero existen medicamentos que ayudan a controlar ciertos impulsos los cuales no pueden ser tomados de por vida sino temporalmente, ya que pueden causar efectos secundarios en quienes los ingieran.

Sin duda alguna no sabremos que significa tener este trastorno hasta escuchar las experiencias de las personas que viven con él, tanto adultos como niños.

Con esto nos podemos dar cuenta que no es nada sencillo pero tampoco imposible poder seguir adelante, lastimosamente algunas personas piensan que es contagioso y gracias a ellos los agentes portadores de esta enfermedad se sienten peor, ya que constantemente viven marginados y siendo objetos de burla de más de una persona a su alrededor, lo cual lo único que hace es desanimarlos porque a ellos más les interesa los comentarios de los demás que los de su propia persona.

Estemos informados y si sabemos de alguien que sufre de esto lo mínimo que podemos hacer es extenderle nuestra mano amiga no como signo de pena sino de fraternidad, respeto y sobre todo admiración puesto que es un reto de valientes tener y llevar con éxito una vida como la de ellos.