GESTIÓN SOCIAL

Compartiendo sonrisas en la escuela de Durán

Jóvenes Corresponsales by IBEC

Maritza Ojeda, Joven Corresponsal de IBEC y estudiante de la Unidad Educativa Nuestra Madre de la Merced nos expone a continuación un artículo acerca de un servicio social llevado a cabo en la escuela de Durán. 

El carisma mercedario tiene como pilar fundamental la misión redentora. No podemos hablar de una misión mercedaria sin nombrar a sus principales protagonistas: su fundador Pedro Nolasco, quien junto con María de Cervelló y Lutgarda Mas i Mateu lograron que la orden de “María Virgen de la Merced”, se esparciera alrededor del mundo, difundiendo siempre el mismo mensaje: “libres para liberar”.

Siguiendo el objetivo de esta orden, la unidad educativa” Nuestra Madre de la Merced”, ha querido por medio de la educación  y la formación de valores eliminar la ignorancia, pues ésta representa la mayor de las esclavitudes. Este llamado al servicio de los demás, ha permitido llevar a cabo la fundación de la escuela “La Merced”.

La escuelita de Durán, como cariñosamente suele ser llamada,  es un centro educativo que trabaja gracias a la solidaridad de las autoridades y alumnas de la unidad educativa Nuestra Madre de la Merced. Lo que recibe esta humilde escuela ubicada en el Cerro Las Cabras, proviene de contribuciones económicas del plantel, así como  recursos didácticos, y todo lo que necesitaría para su funcionalidad.

Monseñor Arregui promotor de esta obra, había ubicado varios sectores, pero finalmente se acordó que la escuela se asentaría en el lugar donde se encuentra hoy debido a que anteriormente ya existía una escuela, que al convertirse en propiedad mercedaria, llevaría el nombre de La Merced. Hace  6 años  funciona este centro, el cual ha avanzado bajo el favor de Dios, y en el que no sólo han aportado padres, ex alumnas y amigos de la institución; sino también empresas reconocidas como Siemens. Con su ayuda se hizo posible la pavimentación del patio. Ésta es una de las muchas colaboraciones que se han hecho con un mismo fin: servir.

Para las estudiantes de la unidad educativa, la escuela a pesar de su limitado tamaño, representa una gran labor que han tomado como parte de su deber mercedario.  Para ellas  es inevitable no sentir afecto hacia los niños y niñas a quienes cada año, como una especie de tradición, visitan en vísperas de navidad a regalarles un momento de su tiempo además de entregarles canastas, obsequios, y lo más importante sacarles una sonrisa, que es lo que verdaderamente importa al final.

La Madre Alexandra, es quien está encargada actualmente de coordinar todo lo referente a la escuelita. Al preguntarle  sobre el lugar y lo que se hacía dentro del mismo,  nos contestó que “es un sector donde, nosotros como mercedarias podemos realizar nuestra labor educativa, ya que estamos llamadas a la liberación a través de la educación”. Aunque ella es la que está encargada, toda la institución está pendiente de esta obra, inclusive muchas de las actividades que realizan las estudiantes con un fin lucrativo, las ganancias son dirigidas a las necesidades de la escuela.

Es preciso señalar que los habitantes de la zona, incluyendo padres y estudiantes de la escuela, son personas necesitadas que cuentan apenas con los servicios básicos, esto hace más urgente, la necesidad de entregarles todo el apoyo que requieran.

Está en nuestras manos, hacer de éstas palabras  nuestras dichas por la  Madre Teresa de Calcuta: “el que  no vive para servir, no sirve para vivir”.  Sabemos bien la importancia que tiene todo trabajo, especialmente si se lo hace con las mejores intenciones, y sabiendo que los resultados beneficiarán a personas que lo necesitan más que nadie.

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Author: Anonym
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