La adopción de parejas que tienen atracción a su mismo sexo han despertado a más de una discusión fuerte entre personas de distintas creencias religiosas, distintas vivencias familiares, morales, profesionales e incluso éticas.
Con respecto a la iglesia católica su opinión tiende a ser la más influyente en la sociedad actual, debido a que siguen varios parámetros y reglas, escritas en la biblia, ellos piensan y creen que la homosexualidad no es solo pecaminosa sino también un trastorno mental, por tal motivo ellos se oponen rotundamente a esta situación sin dar opción a un cambio a su forma de pensar. Varios psicólogos opinan que la adopción gay, al debido tiempo puede traer consigo, varios problemas psicológicos al infante, ya que este en una temprana edad no tienen la madurez suficiente para entender el porqué de esta relación.
¿Acaso la homosexualidad al momento de una adopción los hacen diferentes?
Yo pienso que ¡no!, porque todos tenemos derecho de formar una familia con la persona que amamos realmente, si bien es cierto no es normal ni bien visto, que una pareja sea conformada por dos hombres o dos mujeres. Sin embargo ellos pueden ser tan buenos padres y tan buenas madres como lo son las parejas de sexos opuestos.
La sociedad tiene una forma de pensar errada ya que vive con el miedo de que al momento de adoptar una pareja gay a un niño, este aprenderá o tendrá una decisión errónea de cómo se debe conformar una familia. Lamentablemente el mundo no entiende que ellos tienen sentimientos al igual que nosotros y eso no los hace diferentes, lo importante aquí son los valores que se inculquen a los niños que van a ser adoptados y sobre todo se les explique la situación que ellos viven, ¡sin mentiras!, ¡sin engaños!, solo con la verdad.
Tomemos conciencia, y démonos cuenta de que no es algo fácil enfrentar todas las miradas y críticas que ellos reciben. Démosles la oportunidad de demostrar que ellos pueden ser una familia perfecta, llena de amor, virtudes y valores. Pensemos que esos niños tienen el derecho de tener una familia ya que necesitan nuestro amor, cariño y apoyo. Cambio nuestra forma de pensar, ellos también quieren ser felices. Se lo merecen, todos lo merecemos. ¡SI A LA DIVERSIDAD FAMILIAR!
Por: Brenda Jaramillo
Joven Corresponsal
Unidad Educativa Academia Militar del Valle