La educación superior al ser un tema realmente extenso tiende a asustar y estresar a las personas por lo que es necesario tomarlo con calma y empezar por uno mismo según la opinión de la Psicóloga del Colegio Spellman Femenino, Fanny Balseca; por lo tanto la carrera debe estar acorde al gusto e intereses laborales de cada uno sin que nadie más interfiera en la elección ya que se corre el riesgo de que esta sea distorsionada.
Es muy fácil saber lo que nos gusta cuando lo hemos vivido, pero lanzarse hacia el futuro sin tener los conocimientos es una aventura.
“Los jóvenes se suelen equivocar gracias a varios factores: por no seguir sus sueños y responder a la apreciación de los demás; por sólo ver el ingreso económico que supuestamente le dará y no por vocación o cuando no descubren cuáles son sus aptitudes e intereses”, señala la psicóloga.
El tiempo mínimo recomendado para pensar en una carrera es hasta cuarto curso de colegio debido a que así se tiene un margen de error, pues de no ser la elección perfecta para la persona, se tendría los siguientes dos años para confusiones, reconsideraciones y hasta modificaciones. De otra manera, el margen de error se postergaría para después de sexto curso ocasionando muchas veces pérdida de tiempo y dinero en el cambio de una facultad a otra, además de diversos desequilibrios emocionales.
A lo largo de la historia se han desarrollado diferentes métodos para que se optimice el proceso de selección como los test vocacionales que son útiles, pero no definitorios. Estas evaluaciones deben ser tomadas periódicamente por las instituciones educativas cada año desde octavo de básica. El problema surge porque los seres humanos, especialmente los adolescentes, están en constante cambio y con ellos sus agrados entonces los resultados pueden variar y ser inconsistentes en algunos casos. Si en realidad se encuentran dificultades severas en el proceso se puede recurrir a un orientador vocacional para que ayude a elegir, extender las perspectivas y capacitar de tal manera que el estudiante en cuestión pueda elaborar un proyecto de vida.
Además, existen varias fuentes de información como el Internet para mantenerse al tanto de las carreras que hay, en qué universidades están disponibles y todas las mallas estudiantiles que las mismas contienen. Los test vocacionales que se ofrecen en la red no son tan aconsejables ya que al no ser personalizados, las respuestas pueden ser muy generales y por ende erróneas.
Por otro lado, para abrir el amplio abanico de oportunidades es muy útil asistir a ferias o exposiciones en donde se puede encontrar la mejor educación tanto dentro del país como en el exterior. Entre las más próximas está la Expo-estudiante, la feria de Educación de América Latina, en la cual se puede hablar con los representantes de instituciones de todo el mundo y con las mejores agencias de intercambio. Para las personas interesadas esta se llevará a cabo el 17 de abril del presente año en el Hotel Hilton Colón ubicado en Amazonas N 1914 Y Patria Avenida 1 en Quito desde las 3h00 pm hasta las 8h00 pm.
Algunos jóvenes optan por tomar un año sabático antes de seleccionar su profesión en el que podrán resolver sus inquietudes, aprender a conocerse mejor y quien sabe, tal vez puedan descubrir el camino ideal por medio de las experiencias que vivan durante estos meses. En este caso se debe tener claro qué actividades se realizarán con la finalidad de que no se convierta en un año perdido.
En conclusión, la carrera universitaria debe ser escogida con mucha seriedad y conciencia considerando que de ella depende el resto de la vida laboral y económica en un medio demasiado competitivo como el que se vive hoy en día, pero por sobre todas las cosas siempre hay que priorizar nuestra felicidad. Las oportunidades y posibilidades son infinitas por esta razón se necesita tiempo para pensar y visualizar el futuro en la actividad elegida ya que está en tus manos y tú eres el único responsable de lo que pase con ella.
Por: Katherine Priscila Beltrán Valdivieso
Corresponsal
Unidad Educativa Cardinal Spellman Femenino