Realmente me da mucha tristeza que la gente ame más pasar tiempo con un aparato electrónico que con sus propios hijos, padres, hermanos, esposos y/o esposas o cualquier otro ser humano.
Tanto se han llegado a degradar las relaciones familiares, que si ves a una familia “normal” te darás cuenta que cada quien está en su asunto, el niño en su playstation 1, 2 ó 3, XBOX, Wii, hasta juegos en línea desde su computadora; a la mamá viendo en la televisión su telenovela favorita, el padre en la Laptop adelantando trabajo para el día siguiente, a la hija mayor en su iPhone, o BlackBerry en Facebook, ¡todos enfrascados en su propio mundo virtual!
Lo anterior es sólo un ejemplo de lo que pasa en la mayoría de familias en el Ecuador, y ciertamente en todo el mundo, mal llamado, “desarrollado”.
Nadie tiene tiempo para nadie, imagínense un futuro en el que para hablar con tus padres tengas que llamarlos por Skype o escribirles un correo o mensaje de texto o incluso chatearles, estando en la misma casa, que para que te presten atención debas convertirte en un celular, en una televisión, o cualquier otro dispositivo electrónico tan de moda hoy en día.
En mi familia, y me da orgullo decirlo, todavía existe una buena comunicación con mi madre y hermano, todavía pasamos tiempo juntos, físicamente, lamento decir que no sucede lo mismo con mi padre, cuando llega del trabajo, lo hace muy cansado, agotado y, con sueño, llega a seguir trabajando desde su computadora; y creo que esto es más común de lo que desearíamos en nuestras propias familias. Lamentablemente hemos llegado a tal punto de considerar que es más importante y “divertido” un aparato electrónico, que un juego de mesa en familia, o salir al parque a hacer deporte, compartiendo la vida REAL, y disfrutándola en todo el sentido de la palabra.
La tecnología ha avanzado de una manera descomunal en los últimos años, pero se debe entender que es para hacer un bien a la sociedad, la gente de una manera apresurada está convirtiendo a la tecnología en algo negativo para lo que es, o más bien era, el núcleo familiar.
Los adolescentes son los más susceptibles, mientras mayor libertad les damos de que pasen tiempo en las computadoras o les facilitamos celulares con Internet, aumenta la desconcentración y preocupación por los estudios, deciden que en vez de estudiar o hacer la tarea, mejor verán vídeos en YouTube, se descargaran música, chatearan con sus amigos, publicaran comentarios, que al parecer los hace ver como “sabios” o “expertos en el amor y la vida” , a Facebook me refiero con estos ejemplos, o también puede visitar páginas de vídeo juegos violentas, incluso puede que lleguen a ver páginas no aptas para menores de edad, hasta hay adolescentes y niños que no tienen tal supervisión que compran en línea en tiendas como Amazon o Mercadolibre, usando la tarjeta de crédito de sus propios padres, y nadie se da cuenta.
Se ha creado una desconexión total en la familia, mediante la conexión a Internet, por ejemplo al ver a un familiar pegado a su celular y que no preste atención a lo que sucede en el mundo real crea una desesperación total, crea conflicto, vacío y alienación, eso impide que haya una buena y saludable interrelación familiar y afectiva.
En mi opinión, debemos tener un tiempo establecido para todo: para el Internet, para la familia, para el trabajo. No dejemos que se nos salga de control está situación, no dejemos los valores con los que nos han criado otras generaciones que si saben cómo es una familia atrás, no dejemos que nuestra familia se aleje cada vez más, que en vez de tenerlos como contactos en alguna Red social en Internet, los contactemos en Redes sociales físicas.
Que la interacción personal y emocional en la familia sea el eje principal primordial para todos y cada uno de sus integrantes y no permitamos que nuestra convivencia se limite a un mero atajo virtual, impersonal, frío y desolador.