Nuestra Joven Corresponsal Viviana Estrada estudiante del Colegio María Auxiliadora de Guayaquil nos expone un artículo acerca de un proyecto social.
El Oratorio Salesiano fundado por Don Bosco, inició su trayecto a partir de 1841, en la Iglesia de San Francisco de Asís; lugar en donde se vio rodeado por muchachos inmigrantes, sin familia, abandonados y discriminados por la sociedad.
Este proyecto buscó desde el principio ir al encuentro de los más desamparados, de aquellos niños y adolescente prisioneros en las cárceles, de los humillados, maltratados e ignorados por la sociedad de ese tiempo que no les permitía estudiar ni mucho menos ser felices.
Como lo expresa Ricardo Cámpoli, “Oratorio era el espacio que él adquirió para ellos, como un medio de expresión espontánea y de vida, adecuado a las condiciones de su desarrollo natural y de su experiencia cristina”; que logrando crear un ambiente agradable, conquistó el corazón y el espíritu de los jóvenes ansiosos por un cambio, por cariño y dignidad.
Don Bosco ideó la manera de acogerlos, brindarles una ayuda y un espacio en donde puedan desenvolverse como jóvenes y sobretodo que aprendan lo bueno de la vida, no solo en conocimientos sino también en valores. Convirtiéndolo así en una casa acogedora que evangeliza, una escuela que encamina hacia la vida y un patio donde se comparte la amistad y la alegría.
La palabra “oratorio” con Don Bosco, tiene todo su verdadero significado; el tratar de hacer de todos aquellos niños y adolescentes, honestos ciudadanos y buenos cristianos.
Este proyecto de servicio al prójimo, recorre cada rincón del mundo, desde países de Europa hasta América, todos cumpliendo con un mismo objetivo, el de brindar un espacio de formación integral para niños, adolescentes y jóvenes, especialmente de clases populares, donde se fomente la alegría salesiana, el espíritu caritativo y solidario, dando continuidad al sueño hecho realidad de Don Bosco. Ayer y hoy esto es Oratorio.
Ecuador cuenta con varios espacios de Oratorio, dentro de cada una de las Comunidades Salesianas alrededor del país; cada una de ellas dedicadas a enseñar bajo el sistema preventivo de Don Bosco, “amor, razón y religión”; el mismo que ha llevado a esta institución de misión a ir formando jóvenes capaces de responder a los requerimientos de crecimiento humano y a tener la alegría y el servicio como un estilo de vida.
La Unidad Educativa María Auxiliadora de Guayaquil, en sus instalaciones continúa con esta labor comunitaria y salesiana. Cada sábado en la tarde los patios y aulas del colegio se llenan de entusiasmo al recibir en ellas a un centenar de niños y adolescentes, que llegan con ganas de aprender y compartir con sus catequistas, las mismas que con todo su cariño y dedicación preparan sus clases ya sea de primera comunión, confirmación o nivelación, con la intención de aportar con su granito de arena al crecimiento humano de cada uno de ellos.
En cada jornada se da un momento denominado “las buenas tardes”, que consiste en media hora de reflexión de algún tema actual, ya sea de festividades, valores o acontecimientos cotidianos; seguido de los niveles instructivos y de catequesis instruidos por las estudiantes de sexto curso del plantel; para finalmente tener un compartir amistoso y el entretenimiento deportivo, artístico y dinámico que otorgan los diferentes clubes establecidos.
Sin duda alguna, este proyecto con carisma salesiano es un servicio que va más allá de un simple cumplimiento, sino más bien de una ayuda y desprendimiento constante a favor de los más necesitados, y una continuidad al esquema progresivo de educación y formación individual y colectiva, recordando así lo que decía Don Bosco: “La educación depende la formación del corazón”.