GESTIÓN SOCIAL

Jóvenes solidarios acompañan a ancianos olvidados

Actualmente en el mundo casi 700 millones de personas son mayores de 60 años, y en Ecuador son  1 millón 300 mil personas, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INEC. De esos, cerca de 300.000 estarían en condiciones de indigencia y/o abandono familiar. Numerosos estudios han establecido la importancia de las relaciones familiares en la salud  física y mental de los ancianos; sin embargo se ha vuelto “normal” que en la adultez mayor muchas personas sean abandonadas a su suerte.

Los estudiantes de 5to y 6to de Bachillerato de la Unidad Educativa “Brasil”, como parte de actividades curriculares de Acción Social, visitaron el Hogar de Ancianos “Corazón de María” ubicado en la Av. La Prensa, en el norte de Quito,  donde presenciaron cómo viven  ancianitos que fueron abandonados en este lugar. Apreciaron que las condiciones en el Asilo tienen limitaciones, debido a que éste  funciona en base a donaciones privadas y de limitados aportes estatales. Durante todo el día compartieron con ellos, los acompañaron, les brindaron mucho afecto y escucharon sus historias, percibiendo sentimientos de tristeza y soledad por la situación en las que están sumidos; sin embargo, al final del encuentro los ancianitos se mostraron agradecidos y felices por la visita, lo que les permitió por lo menos por ese día sentirse no olvidados.

La estudiante Kenara Andrade contó su experiencia: “una ancianita sentía mucho frió y un compañero le dio su chompa para que se calentara, mientras yo agarré sus manos heladas… ella se puso a llorar agradeciéndonos por todo y nos contó acerca de su familia que la había abandonado en ese lugar; nos sentimos tristes e impotentes al ver este escenario en la que muchos ancianos son abandonados y olvidados, como si ya no fueran nada en el mundo y solo fueran un estorbo; cuando esto no es así, ellos todavía  tienen mucho que dar con su sabiduría y todo el cariño que pueden ofrecer”.

El Papa Francisco dijo una frase conmovedora y aleccionadora en la Jornada Mundial de la Juventud que tuvo lugar en Brasil recientemente: “los jóvenes tienen una pertenencia precisa a una familia, a una patria, a una cultura y fe. Por tanto, tienen una riqueza que constituye el futuro de un pueblo; el futuro es también de los ancianos, porque son depositarios de una sabiduría de vida, de la historia, de la patria y de la familia. Un pueblo tiene futuro si va adelante con la fuerza de los jóvenes y con los ancianos”. Me pregunto: ¿Estamos actuando así? ¿Estamos considerando a los ancianos el parte de nuestro presente y de nuestro futuro?, me temo que no. ¿Cuantas veces nos preocupamos por la salud de nuestros abuelos, los llamamos para preguntarles como estuvo su día, si necesitan algo o tan solo para recordarles que los queremos mucho, que los extrañamos y que son una parte importante de nuestra vida?

Entonces, es inquietante que en el fondo, las visitas de un día  de jóvenes a los ancianatos, más allá de la buena intención, se pudiera convertir en un rutina que permite   tranquilizar  conciencias y cumplir con el pénsum de estudios, antes que en una verdadera toma de conciencia juvenil sobre este problema social que nos debe tocar a todos.

Los ancianos de nuestra sociedad tienen mucho que ofrecernos y nosotros a ellos, no solo a nuestros abuelos sino también al resto de adultos mayores que viven en nuestro entorno, ¿Por qué no adoptar un abuelito en un ancianato? Brindemos todo ese cariño que tenemos y démosle a estas personas todo el amor que se merecen, solo tenemos que estar dispuestos a ayudar y hacerlo, el que quiere puede. ¿Será posible una campaña juvenil sostenida de acompañamiento a ancianatos? ¡Esperemos que sí!

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Author: Editor
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