En tiempos remotos lo más preciado que tenía una persona era el tiempo, pero ahora en la actualidad las personas se dedican a trabajar más cada día y descuidan a sus seres queridos, por ejemplo los padres que quieren darle una mejor vida a sus hijos económicamente, trabajan y trabajan para hacer dinero y complacerlos en sus caprichos sin darse cuenta que no hay mejor regalo que dedicarles un poco de su tiempo, a fin de cuentas los bienes materiales vienen y van pero el amor que puede dar un padre o una madre a un hijo es algo que realmente llena de felicidad, y quedan como recuerdos que jamás olvidaremos. Otro claro ejemplo de no aprovechar el tiempo somos nosotros los jóvenes, que preferimos salir con nuestros amigos, estar continuamente pegados al teléfono o a la computadora, y hemos olvidado que hay cosas más importantes, como pasar con nuestra familia, disfrutar de la naturaleza y sobre todo hacer obras de caridad, ayudando a personas que realmente lo necesitan.
Les invito hacer una pequeña reflexión. ¿Creen ustedes que sí aprovechan su tiempo?
¿Qué sí le dedican parte de el a personas que aprecian?
Si no es así, es tiempo de cambiar, de comenzar a valorar el corto tiempo que permanecemos en el mundo, porque nunca sabremos cuanto más vamos a continuar, ni cuándo será la última vez que veamos a una persona.
Por este motivo es bueno que ahora que podemos dejemos una huella aquí en el mundo, una huella que marque la diferencia, y que en el momento que nuestro objetivo ya haya finalizado, las personas siempre nos recuerden como aquella mujer u hombre que supo aprovechar su vida para el bien y no para el mal.