Viviana Estrada, Joven Corresponsal by IBEC, nos trae un innovador artículo acerca de la tecnología.
Estamos viviendo una etapa digital, en donde automáticamente nos convertimos en una sociedad de infoxicados. Este término se atribuye a la sobresaturación de información, al adictivo mundo virtual contemporáneo y al ser humano que al parecer, ya no puede despegarse de la tecnología en todas sus formas.
Nadie puede negar que las nuevas tecnologías han venido para quedarse, ni que estar conectados es malo; sin embargo se necesita cuestionar hasta qué punto es necesario, analizando el por que conectarse y el cómo hacerlo.
Todo este fenómeno de evolución tecnológica – digital que se ha venido dando, es causado por la excesiva información publicada en la red, que no siempre somos capaces de procesar y que no todo el tiempo suele ser verídica; son esos diversos estímulos cotidianos dados a manera de mails, audio, video y mensajería instantánea que recibimos las 24 horas del día, que van generando cada vez más ansiedad en las personas.
El avance tecnológico nos ha convertido en sujetos de un bombardeo constante, conocido como la hiperconexión, en donde a más horas de navegación, mayores necesidades de seguir conectados serán necesarias para complacernos.
Lo cierto es que el problema de la infoxicación no es nuevo y en el futuro aumentará; ya no basta con leer periódicos sino que buscamos actualizaciones en vivo, mensajes recientes.
A pesar de ello no logramos mantenernos informados por completo, ya que cada vez es más fácil divulgar y crear contenidos que circulan cada más rápido, generando información nueva cada segundo a nivel mundial; y sobretodo gracias al open data, que es una filosofía que considera que determinados datos deber ser libres y accesibles para todos.
De ahí que una de las consecuencias más notables de la sobrecarga informativa, es la pérdida de la capacidad analítica, confusión, desconcentración, estrés, por nombrar algunos.
Dice Cornellá: “La entrada constante de información, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a no tratar ninguna información con profundidad. Cuando la información es demasiada todo es lectura interruptus, y cuando los instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar información de calidad con criterio”.
Es así como se plantea, ¿cuánto tiempo al día tienes para buscar y leer los mensajes, documentos, archivos, anuncios, boletines y publicidades que te llegan a tu bandeja de entrada?
En la actualidad, basta con disponer de un Smartphone para publicar información y acceder a ella en menos de un segundo. Por supuesto por cada multiplicación de este tipo de vida, se le resta la interacción cara a cara que antes era primordial en las relaciones sociales.
El envío de información digital es cada vez más barato y gratis, es por eso que según Bitelia al día se cargan aproximadamente 3 millones de fotos en Flickr, se publican alrededor de 900 000 post y 50 millones de tweets. La consulta continua al black berry, smartphones, laptops, la intermitencia de mails, los insistentes comentarios en las fotos en las redes sociales han reducido la productividad, que suele convertirse en asfixiante cuando es excesiva.
Una de las mejores maneras de desinfoxicarse, sería priorizando información, es decir metabolizarla según mis gustos, intereses y necesidades. Además utilizar métodos basados en inteligencia competitiva que permitan optimizar el tiempo, seleccionando fuentes relevantes, palabras claves que faciliten la lectura comprensiva y búsqueda de información.