Claudia Navas, estudiante del Colegio Alemán Humboldt, Joven Corresponsal by IBEC, nos redacta acerca de como la educación va cambiando con el tiempo. 

El desarrollo de la tecnología ha afectado varios aspectos de nuestra sociedad, entre ellos la educación. En mi artículo anterior escribí acerca del uso del material multimedia en el aula. Cuando esto sucede, la presencia de la tecnología es solo parcial, es decir un recurso adicional. Pero ¿qué sucede cuando la tecnología tiene un rol principal? Esta pregunta me llevó a recordar que existen métodos de enseñanza que son totalmente independientes de un aula y un pizarrón, e incluso a veces, de un profesor: la educación a distancia. Cada vez es más común escuchar acerca de cursos online, algunos de ellos casi autodidactas, como es el caso de los podcast en ITunes, por ejemplo.[1]

Decidí preguntar a varias personas en el colegio su opinión respecto a este relativamente nuevo método de enseñanza, para averiguar  por qué la gente opta por este método en lugar del tradicional, y sobre todo, qué tan efectivo es.

La mayoría de mis compañeros dicen que sí tomarían un curso a distancia, y algunos me comentan  que ya son parte de ellos.

“Estoy metida en un curso online, para prepararme un poco para la universidad. Me gusta porque puedo bajar la información para escuchar en mi Ipod. Así lo puedo escuchar donde sea, cuando sea. Yo manejo mis horarios, puedo ir a mi propio ritmo.”

Sin embargo, también reconocen que existen dificultades: “No creo que funcione para todos, tienes que ser una persona demasiado responsable si realmente quieres llegar a algún lado, tienes que tomarte en serio las cosas o todo puede terminar siendo inútil”.

Es por esta razón precisamente, según muchos de ellos, que hay materias para las que este método no funcionaría, como por ejemplo Matemáticas o Física, porque les parece que son temas demasiado complejos. En cambio, lo utilizan mucho para aprender idiomas como el francés, o el italiano.

Todos los profesores de idiomas a los que entrevisté concuerdan sin embargo, que  en un curso como estos, la educación no sería completa en lo que a idiomas respecta. “Siempre va a haber algo que termina faltando: algunas veces es la parte escrita, otras la parte conversacional. Se pierde mucho, porque no hay tanta interacción con otros alumnos, o el profesor.”

En este punto coinciden algunos alumnos, quienes dicen que se sentirían incómodos sin la presencia  directa de un docente: “a veces es bueno saber que tienes cerca a alguien que sabe, a quien le puedes preguntar lo que quieras; es verdad que con videochat también se podría, pero no es lo mismo”.

¿Qué es lo que falta? El contacto humano. Al menos esto es lo que afirmaron varios de los profesores entrevistados. “Los seres humanos somos muy sociales, necesitamos contacto directo. Además, la relación profesor- estudiante se pierde.  No creo que eso sea muy positivo para el desarrollo de un joven estudiante. Estas alternativas están bien para alguien que trabaja y se quiere capacitar, no para un adolescente, porque adicionalmente, muchos de ellos no están preparados para semejante responsabilidad”.

A pesar de todo, tanto alumnos como profesores opinan que es este método de enseñanza el que con el tiempo se impondrá: todos creen firmemente que llegará un día en que dejaremos de ir al colegio para recibir clases. Según ellos, la transición a la educación a distancia es una evolución natural de la educación, producto de la sociedad de la información y el avance de la tecnología.